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Para vivir un día necesariamente lo haces a través de recorrer segundo a segundo. Esa es la vida, un caminar peldaño a peldaño, un desplazamiento con un paso cada vez. No se puede intentar saltar las horas porque se estará intentando una fantasía, tampoco se puede subir el siguiente nivel de un edificio de un solo salto. Porque así lo hagas por un elevador, necesariamente tienes que calmarte y ser paciente.
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No dejes que el acelere te prive de descubrir la luz que encierra la vida en cada segundo para ti. Un solo segundo de tu vida está cargado de un embriagante amor y de una profunda paz, más necesitas valorar cada instante, SENTIR LA VIDA. Pero el vivir corriendo agita y cansa, mucho antes de llegar a la meta estarás sin fuerzas y el agotamiento como el desanimo se habrán tomado prisionera a la alegría de tu vida. La felicidad de la meta, se construye en ahora.
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¿Por qué tanta prisa? Todo tiene un tiempo en este vasto universo que ocupas. Si es bueno que desees llegar a la meta, pero es excelente disfrutar el camino que te conduce a ella. Es bueno cómo necesario luchar, pero… ¿Por qué forzar las situaciones? Hay animales como el conejo, el canguro o las ranas cuya naturaleza es correr la vida dando saltos, pero tú eres un valioso ser humano, que solo tienes dos pies para caminar la vida paso a paso, entonces debes de seguir tu ritmo natural, y es así como hallaras el goce de tu vida.
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A veces se ha crecido careciendo de cosas, y al crecer se busca con ansía esas carencias. Pero el acelere solo te hará extraviarte del camino, confundirte e ingresar a los caminos ajenos, aquellos que no te corresponden, y al que toma lo ajeno le suelen dar el tratamiento de un ladrón.
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Tienes tu propio camino. Existe definitivamente un recorrido hecho para ti, un sendero tuyo, tu senda que es exclusiva, la que te corresponde. Cuando te ubiques ahí, recibirás el tratamiento de soberano, el que anhelas, el que te mereces, el ser tratado con dignidad por la vida. Porque el universo es vasto e infinito, y Dios ya creó suficiente espacio para que puedas construir tu propia felicidad.
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La puerta de ingreso para tu propio camino está en amar la vida en este segundo presente. Este segundo hay que valorarlo y agradecerlo más allá de que de pronto estés ahora atravesando por condiciones adversas. Cálmate y ya no corras más. Camina tu ritmo del cada paso, siendo consciente de todo lo que la vida te está hablando a través del Todo que te rodea. Porque el Todo es Dios, que en este segundo ya tiene sus todopoderosos brazos abiertos para abrazarte y llenarte de su infinita luz e investirte de fortaleza.
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La vida consiste en sentir el amor de Dios, en el abrazo protector que alberga cada segundo para ti. Pero no corras, que en la prisa es imposible sentir los abrazos del infinito.
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Namasté!
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