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La salud del cuerpo
tiene una conexión especial con la salud del espíritu y ambas dependen en gran
medida de lo que se piensa al igual de lo que se siente. Por ello siempre es
vital cuidar los pensamientos, vigilarlos, cuestionarlos, que y porque se
piensan esas cosas, porque entre infinidad de cosas que pasan por la mente hay
pensamientos que conectan con la irritabilidad.
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Se viene a la tierra
con la misión de tener CALMA en todas las circunstancias sin excepción alguna. Especialmente
en las adversidades hay que cultivar la paz. Porque la calma es un mentolada
energía que recorre el cuerpo cuando se le siente y abre las puertas a la
solución de la dificultad o asunto que hay que resolver.
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La calma es un limpio espejo donde se ven reflejada la solución a cualquier tipo de problema.
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La rabia no resuelve
nada y si es el caso de que alguien obedezca a esa actitud cegada, lo hará pero
lleno de energías oscuras de temor, rabia, etc. Se viene a esta tierra a
aprender a resolver todos los asuntos en la más absoluta calma. Siempre cuidando
el delicado balance del espíritu que solo la calma lo puede otorgar.
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El objetivo es llenar
de luz todos tus asuntos. Pero cuando se siembran las actividades con la rabia
mezclada, entonces tus asuntos se oscurecen. Y una situación oscura es un
verdadero problema en la vida de cualquier persona. Así entonces no es sensato
que siembres tu vida, con energía negativa.
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Siembra siempre en
calma, pide al Dios altísimas dosis de paz, que es luz para tu ser y es una
energía positiva para tus asuntos. Aun tienes tiempo de iluminar todos tus proyectos
y situaciones.
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Y tu cuerpo es un pozo
de agua limpia y sana, pero la rabia le torna turbia y le oscurece ensuciando
el agua.
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Tu salud depende de tu
calma, de la paz que le otorgues a tu espíritu. Hoy te regalo esta frase para
que la grabes a en tu corazón y la repitas siempre para que la memorices bien y
te ilumine en esos momentos donde aparece la adversidad:
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“No existe nada que
justifique la ira”
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Namasté!
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