sábado, 19 de abril de 2014

19 ABRIL

Un hombre pregunto a un sabio si debía quedarse con su esposa o su amante…el sabio tomo dos flores en su mano: una rosa y un cactus y le pregunto al hombre:
- Maestro, visito tu recinto para preguntarte si debo quedarme con mi esposa o con mi amante. 
- Maestro, visito tu recinto para preguntarte si debo quedarme con mi esposa o con mi amante. –

El sabio por respuesta tomo dos plantas en su mano: una rosa y un cactus y le pregunto al hombre:

- si yo te doy a escoger una ¿cuál eliges? –

Y el hombre sonrió y dijo:

- ¡La rosa es lógico! –

Y el sabio respondió:

- Es más común que los hombres se dejan llevar por la belleza externa o la atracción física y eligen la forma más voluptuosa, lo que deslumbra sus ojos. Pero debes caer en la cuenta que en esos placeres no está el amor. –

El sabio hizo un silencio reflexivo y continúo:

- Yo elegiría quedarme con el cactus por que la rosa se marchita y sin remedio muere pronto. El cactus en cambio sin importar el tiempo o el clima seguirá igual, verde con sus espinas y un día dará la flor más hermosa que jamás hayas visto. –

El hombre estaba absorto escuchando al sabio, con un nudo de sentimientos en su garganta. Y el sabio con su calma y su amor le explicó:

- Tu mujer conoce todos tus defectos, tus debilidades, tus errores, tus gritos, tus malos ratos y aun así continúa contigo… tu amante conoce tu dinero, tus lujos, los espacios de felicidad y tu sonrisa, tu sexo y por eso está contigo, ahora dime hombre ¿con quién te quedaras? –

Entonces e hombre reflejado en ese espejo soltó a llorar, comprendiendo que la pequeñez de su mente no le había permitido dimensionar la grandeza de su mujer.

Extiendo mi invitación a cada mujer, para que se sienta plena y satisfecha de ser cactus en medio de las arideces del desierto y a pesar de muchas majaderías y descortesías de su marido, no le abandona, sigue firme hasta brotar la más bella flor.

También invito a cada hombre, cuya mente vive atrofiada por el físico sexo y descuidan a su esposa, a que piense un poco que esa mujer que siempre te acompaña en casa en las buenas y en las malas, ella es el verdadero tesoro que la vida te dio para formar un bello hogar. Pon la mano en tu corazón y ya no pisotees más la dignidad de la mujer que te ama por lo que eres y no por el oropel que tienes.

Un hombre íntegro y feliz, es aquel que sabe construir un hogar con el amor de su corazón.

©2014 Mahatma Nanda Olaya.



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