En estos tiempos la humanidad ha construido un mundo muy ruidoso. Los niveles de contaminación auditiva son demasiado altos. Donde quiera que vaya el ser humano se tropieza con una tormenta de ruido que agobia su espíritu mas allá de que ya pueda estar acostumbrado. Es por tanto vital para el logro de la paz interior, que cultives el arte del SILENCIO en ciertos momentos de tu vida.
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Esta multiplicidad de ruido ya ha calado fuerte en la cabeza de la gente. Hoy existe al interior del ser humano una gran algarabía, que le suele acosar con pensamientos que hablan y no paran de aparecer, incluso muchos de ellos llenan de miedo, negativismo y pesimismo.
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Un buen ejercicio y es el ayuno de palabras, que consiste en no hablar por un espacio mínimo de cuatro horas. Apagas todos los aparatos electrónicos. En ciertos periodos del ejercicio unos pensamientos te harán desanimar de la idea de hacer silencio y es probable que haya un poco de estrés. Pero persevera porque el premio para ti al concluir será grande. Si haces mantras u oración será mejor para ti. Y en este tiempo escuchar todos los pensamientos positivos y negativos e irlos escribiendo en una libreta. En una página una lista para los pensamientos edificantes y en otra para los pensamientos negativos y agobiantes. Al final lees lo que llegó a tu mente y la página de los pensamientos negativos los hechas en una hoguera, imaginando mientras observas el fuego que es una luz procedente del cielo que los transforma.
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El silencio es un canal de aguas reposadas y tranquilas que te conduce suavemente hacia la luz.
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El silencio trae grandes beneficios a tu vida, en la medida que lo practiques al menos una vez por mes, hallaras que un gobernante emerge de ti, con el poder para comandar en tus asuntos. Y ya no serás más prisionero y tiranizado por parte del ruido que oprime los espíritus humanos. A quien necesitas urgente escuchar es a ti mismo.
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Namasté
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