sábado, 19 de abril de 2014

7 ABRIL

Los estudiantes de la escuela Tendai solían practicar la meditación mucho antes de que el Zen llegase al Japón.

Cuatro de estos estudiantes, amigos íntimos, se prometieron el uno al otro en cierta ocasión observar siete días de absoluto silencio.

Durante el primer día, todos permanecieron callados. Su meditación había empezado con buen pie. Pero al caer la noche, como fuera que la luz de las lámparas de aceite había empezado a palidecer, uno de los estudiantes no pudo evitar decir a un sirviente:

- Recarga esas lámparas.

Un segundo estudiante se quedó estupefacto al oír hablar el primero.

- Se suponía que no íbamos a decir una palabra – observó.

Entonces, el tercero dijo:

- Sois los dos unos estúpidos.

- ¿Por qué habéis hablado?

Y el cuarto estudiante dijo:

- Yo soy el único que no digo nada.

Entonces el maestro que veía todo concluyó:

- el ruido de la mente y la palabra que agrede, son las profundas heridas del alma, que os da miedo reconocer.

©2014 Mahatma Nanda Olaya.




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